Confiar en otros monos puede ser arriesgado

La confianza en otros es algo vital para las sociedades humanas: ¿Cómo una especie que ha alcanzado tal dominio del planeta podría haber florecido sin confiar en los demás?

Los humanos hemos llevado la confianza en otros al extremo. En su libro «Sapiens: de animales a dioses», el historiador Yuval Noah Harari señala la capacidad del ser humano de crear mitos e imaginarios colectivos en los que delegar la confianza en desconocidos. ¿Cómo confiar en que un desconocido me envíe mi Ipad desde Reino Unido sin conceptos tan abstractos como Amazon o el propio dinero?

Pero otros animales sociales no pueden permitirse el confiar en un desconocido, y por tanto deben conocer al individuo antes de colaborar con él. Los suricatos confían en centinelas experimentados, mientras los monos verdes desconfían de las alertas de las crías. ¿Pero cómo testan la confianza otros animales? Un curioso caso es el de algunas culturas de monos capuchinos en Costa Rica.

Conoce a los monos capuchinos

Los monos capuchinos son primates del Nuevo Mundo o platirrinos, que son los únicos que pueden poseer una cola prensil con la cual pueden agarrarse y coger cosas con una habilidad espectacular.

Madre y cría de capuchino pardo – Fotografía propia

Dentro de los monos capuchinos se distinguen dos grupos: los capuchinos gráciles del género Cebus y los capuchinos robustos del género Sapajus. Se diferencian principalmente en que en los segundos los machos presentan cresta sagital en el cráneo, un rasgo anatómico que permite un mayor desarrollo de la musculatura de masticación, que se inserta en este lugar.

Por desgracia ambos géneros nos han llegado a la cultura popular a través de la explotación audiovisual: Sapajus apella aparece en «Resacón en las Vegas» y Cebus capucinus en «Piratas del Caribe».

Una población de esta última especie es la protagonista de este estudio en el cual parecen revelarse tradiciones animales para testar la confianza, o al menos eso es lo que piensan algunos primatólogos. Los monos capuchinos son animales donde ya se ha descubierto que entienden conceptos como la justicia o el dinero, y en los cuales se ha observado auto medicación y uso de herramientas.

Tradiciones arriesgadas

Susan Perry lidera un equipo que lleva más de 30 años estudiando a los capuchinos cariblancos de Costa Rica, a través del proyecto Lomas Barbudal Capuchin Monkey Project.

Ejemplar de capuchino cariblanco – Fotografía propia

En concreto, el equipo de Susan ha evidenciado conductas en las cuales los monos capuchinos introducen sus dedos en la boca, la nariz o incluso los ojos de otros individuos. Ambos animales se mantienen en una especie de trance, algo inusual cuando otro animal te mete el dedo en el ojo.

De nuevo, un estudio liderado por una mujer nos enseña más de lo que no nos hace humanos: comportamientos que son claramente tradiciones, al encontrarse en poblaciones concretas de esta especie.

Estas conductas se estudiaron en más de once grupos de animales, llegando a 250 horas de observaciones por conducta. Así, el equipo de Lomas Barbudal comprobó que mientras que unos grupos se metían los dedos en la nariz, otros jugaban a morderse las manos unos a otros o a introducir los dedos en los ojos del contrario.

El precio de la confianza

Este comportamiento, realizado entre animales relativamente cercanos en la jerarquía, es chocante en una especie de primate cuyas jerarquías hacen relativamente frecuentes las agresiones dentro del grupo. ¿Cómo un animal como este deja una zona tan sensible a merced de otro individuo?

Este comportamiento recuerda al evidenciado en otros primates como los babuinos, donde se ha observado una conducta similar en los encuentros entre machos que involucra a sus genitales.

Para Susan Perry y otros primatólogos, como el mítico Frans de Waal, esta conducta podría ser el equivalente al «salto de fe» en el cual las personas nos dejamos caer de espaldas contando con que el compañero nos coja. ¿Cómo no confiar en alguien que no nos ha arrancado los ojos —o ha evitado nuestra caída— cuando tuvo ocasión?

Dos caìchinos cariblancos en pleno ritual – Fotografía de Sciencemag

La conducta pudiera recordar al acicalamiento social o grooming, una conducta común en la inmensa mayoría de primates y que aunque ayuda a la desparasitación tiene una clara función social. 

Si el grooming refuerza las relaciones y la confianza entre muchos primates —proceso en el cual los animales se dejan acicalar en zonas cada vez más comprometidas—, no parece extraño pensar que estos monos hagan lo mismo con esta fascinante conducta.

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