Los lobos y monos que conviven en el techo de África

Las highlands de Etiopía son una rara excepción del continente africano, y es que el 80% de las zonas montañosas del continente se concentran en este país: una región de praderas alpinas que amanecen heladas cada mañana, lo que hace a esta región uno de los principales atractivos para la agricultura etíope, el principal motor económico del país.

Puede ser un tanto difícil de vislumbrar, pero las montañas son un ecosistema cada vez más reducido. Etiopía es uno de los países con el crecimiento poblacional más veloz, por lo que las zonas agrícolas y habitadas comienzan a rodear estos ecosistemas hasta convertirlos prácticamente en islas en la tierra, el llamado «techo de África».

Animales de altas cumbres

Es el caso de dos especies endémicas muy singulares, que han hallado en estos pastizales alpinos un extraño equilibrio: se trata del lobo de Etiopía (Canis simensis) y el gelada (Theropithecus gelada), un cánido y un primate que en muchas otras partes del globo se hubieran convertido en enemigos naturales.


Fotografía de Hulivili  (Usuario de Flickr)

Cánidos y primates son animales tradicionalmente generalistas que se alimentan de una gran variedad de alimentos. Sin embargo, las highlands han empujado a ambas especies a convertirse en especies cuyo consumo de recursos es muy especializado.

Los lobos etíopes son un claro ejemplo de ello: relegando la caza en grupo de pequeños ungulados para raras ocasiones, estos cánidos se han especializado en la solitaria caza de roedores del ecosistema alpino.

El mono del corazón sangrante

Algo parecido ocurre con los geladas, que son uno de los primates que más depende de los pastizales, y su consumo de frutos o invertebrados resulta totalmente marginal. Los dedos e incisivos de pequeño tamaño (y compleja forma) delatan la selecta dieta de los «monos del corazón sangrante».

Fotografía de Jeff Kerby

Este apodo se debe a una zona de piel rojiza en el pecho del gelada que llama especialmente la atención, y que en el caso de las hembras es un indicativo del celo. Estos primates son primos cercanos de los babuinos, aunque en lugar de al género Papio son los últimos Theropithecus.

Los geladas pudieran haberse olvidado en sus inexpugnables campos rodeados de acantilados donde buscan refugio por las noches, pero lo cierto es que su estudio nos ha resultado muy interesante. Y es que un animal que puede congregarse en grupos de más de 600 individuos necesita comportamientos complejos para regular sus jerarquías.

Fotografía de Jeff Kerby

Por ejemplo, un estudio liderado por Aliza le Roux parece evidenciar que cuando los machos de geladas de bajo rango mantienen relaciones con hembras son conscientes del peligro, ya que ambos animales reducen sus vocalizaciones y se mantienen alejados de los machos de mayor rango. Si son descubiertos, el macho dominante suele responder con violencia.

La competitividad entre machos no solo determina estos comportamientos: el riesgo de infanticidio cuando hay un cambio en la jerarquía es una realidad, pero tal y como demostró la Universidad de Michigan en esta especie se da el llamado efecto Bruce, que produce el aborto del 80% de las hembras ante el liderazgo de un nuevo macho.

En el vídeo que os he dejado no solo observamos un cinematográfico episodio de «infidelidad», también podemos escuchar el rico abanico de vocalizaciones del gelada, que hace posible estas enormes congregaciones de animales organizadas en varios subgrupos.

El lenguaje humano nos ha permitido congregarnos y colaborar, y de igual manera es difícil imaginar los grandes grupos de geladas sin una comunicación tan fluida.

De hecho, la comunicación vocal en geladas sigue leyes lingüísticas del lenguaje humano, como la de Menzerath, que dice que cuanto más larga es la secuencia más cortos son los sonidos que la conforman, tal y como demostró un estudio en el que participó la UPC (Universidad Politécnica de Cataluña).

El pacto entre geladas y lobos

Son muchos los casos de primates que conviven con otras especies en la naturaleza e incluso sacan provecho de esta relación. Su asociación con aves, ungulados u otros primates está documentada, pero en pocas ocasiones esto ocurre con los que podrían ser sus depredadores.

Geladas y lobos etíopes conviven en perfecta armonía en una región conocida como Guassa, donde los lobos se dedican a cazar roedores entre decenas de monos sin que exista el mayor incidente.

Esto no deja de resultar extraño. Por un lado, los lobos etíopes parecen obviar la oportunidad de capturar a un gelada juvenil, mientras que los geladas tienen comportamientos mucho más agresivos con los perros. ¿De dónde surge esta extraña convivencia?

Fotografía de Jeff Kerby

En el caso de los lobos etíopes, la respuesta parece clara: bien sea porque el forrajeo de los primates fomenta la salida de roedores o hace a estos bajar la guardia al confundirles, lo cierto es que el éxito en la caza aumenta considerablemente: los lobos pasan de tener un 25% de éxito en la caza a un 67% cuando se rodean de geladas, tal y como han documentado en este estudio Jeffrey Kerby y Vivek Venkataraman, que han pasado años estudiando y fotografiando estos animales.

Pero…¿cuál es el beneficio que obtienen los geladas? Aparentemente estos son mucho más eficaces que los lobos en alertar y defender a la manada de depredadores como los perros, por lo que no parece que los monos estén obteniendo ningún beneficio de la presencia de los lobos, si bien tienen claro que no son una amenaza.


Fotografía de Jeff Kerby

De hecho, mientras que el 11% de los encuentros con lobos etíopes desembocan en que los geladas se desplacen cuando estos están a unos cuatro metros, con los perros ocurre el 100% de las ocasiones y a más de 100 metros. Y es que los perros asilvestrados son uno de los depredadores más frecuentes de estos primates.

Pero los perros asilvestrados no solo amenazan a los geladas: la difusión de enfermedades como el moquillo y la rabia ha causado grandes bajas en las poblaciones de lobo etíope, y es que algunos brotes de rabia han acabado con la mitad del censo de esta especie.

La conservación del lobo etíope pasa por el control vacunal de ambas enfermedades, motivo por el cual la vacunación oral de la rabia ya es una realidad en la zona.

Lobos etíopes y geladas viven en otras montañas de Etiopía, pero solo conviven en paz en Guassa. El día que perdamos a las pocas decenas de ejemplares que habitan estas cumbres, puede que no perdamos la especie pero habremos perdido un comportamiento único: el pacto que trajo la paz a los monos y a los lobos del techo de África.

Este artículo está en formato #AbroHilo en mi twitter.

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